Poco a poco vamos dejando atrás el frío invierno para dar la bienvenida al calor. Y con él la obligada puesta a punto y mantenimiento de nuestras piscinas, que requiere una inversión en nuevos materiales.
Factores como la lluvia, el viento y las bajas temperaturas del invierno, además de las altas presiones y los productos utilizados en el mantenimiento del agua, pueden dañar las instalaciones de cara a una nueva temporada de baños. Entre estos desperfectos, están también las fisuras o grietas.
Impermeabilizar y poner a punto la piscina antes del verano puede suponer el ahorro de 500 litros de agua al día, la media del consumo medio aproximado de una familia de cuatro personas, por no hablar del ahorro energético.
Pero, de no hacerse, se corre el riesgo de tener que reponer el agua completamente en cuestión de un mes por culpa de las posibles fugas de agua que pueden producirse.
Por ello, una correcta puesta a punto entre los meses de abril y mayo es fundamental para llegar al verano con la piscina en perfectas condiciones y asegurar que se mantiene así durante toda la temporada.
Sobre todo porque las altas temperaturas nos acompañan cada vez más meses y, con ellas, también se alargan los periodos de uso de las piscinas que hacen que su deterioro sea mayor.
Una rehabilitación completa y acertada puede hacer que podamos desentendernos hasta diez años de la piscina, ya que la impermeabilización durará más o menos dependiendo de la calidad de los materiales, la ejecución y el tipo de revestimiento final que se instale.
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Ojo al deterioro de las juntas
A un nivel más técnico, uno de los principales aspectos a los que hay que prestar atención es al deterioro de las juntas cementosas de las piscinas, que debe comprobarse y repasarse entre los dos y cinco años.
A la hora de impermeabilizar la piscina es fundamental apostar por láminas cementosas flexibles continuas, ya que son compatibles con todos los materiales de construcción y pueden ser revestidas con cualquier material, ya sean boradas, las hay de muchos colores, o cerámica como el gresite, uno de los más empleados.
Para el revestimiento final, lo idóneo es utilizar soluciones con un acabado totalmente estético que duran largo tiempo y resisten a la degradación que conllevan los agresivos productos de mantenimiento y limpieza.
Si estamos ante una piscina ya construida o antigua que necesita una reparación profunda lo más recomendable son los morteros de reparación, perfectos para dar planeidad, tapar pequeños huecos, reparar grietas y fisuras o para realizar las medias cañas en encuentros con suelo pared.
Y, en el caso de pequeñas reparaciones no estructurales, donde la rapidez es un plus, existen morteros de endurecimiento y fraguado rápido con resultados extraordinarios.
Entre dos semanas y un mes
Los tiempos estimados para la impermeabilización de una piscina son relativamente cortos si estamos hablando únicamente de la impermeabilización. Pero, además, debemos tener en cuenta que con carácter previo es importante preparar perfectamente el soporte.
En función de las dimensiones y materiales empleados en la rehabilitación de la piscina, los tiempos de ejecución podrían oscilar entre las dos semanas y el mes. Por ello es imprescindible planificar correctamente los trabajos y realizar una correcta elección de los materiales que vayamos a emplear, para poder poner en uso la piscina en el período deseado con todas las garantías y garantizarse un feliz chapuzón.
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